La La Land o la nostalgia hecha cine.

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Hacía mucho, muchísimo tiempo, que tras ver una película en el cine, se me quedaba esa grandiosa sensación de no poder dejar de pensar en ella. Esa dulce sensación de dormirme arropada por las imágenes y por la historia… y en este caso también por la música.

Anoche fui al cine. Una sana costumbre que tengo de vez en cuando, sobre todo cuando está recién ingresada la nómina y puedo deshacerme de unos cuantos euros que cubran toda la parafernalia de los que somos amantes del cine. Ir al cine en familia es lo que tiene… que suele salir caro.

Ante nosotros la cartelera, con un montón de películas. Nuestro propósito era ver Asassins Creed en 3D, pero a veces los planetas se alinean, hay constelaciones que te favorecen y quiso el destino que el 3D solo estuviera la semana del estreno, así que ante la expectativa de ver una película de videojuegos más, por mucho que me tentara Fassbender, mis ojos se fueron directamente a La La Land.

Críticas excelentes, 7 Globos de Oro y records de audiencia la avalaban. Además es un musical… con eso ya me tienen en el bolsillo, lo reconozco.

La primera pieza musical, esa preciosa canción con baile sobre los coches en un atasco monumental ya me preparó para lo que iba a venir. Recuerdo que pensé que retrataba muy bien la multiculturalidad imperante en USA, incluida la bailarina de flamenco.

Pero lo bueno estaba por venir…

El guion, chico que quiere ser músico de Jazz y chica que quiere ser actriz, parece el más manido de la historia, pero a medida que avanza la película te das cuenta de que eso no es lo que se pretende contar, ni mucho menos.

La escena en que Ryan Gosling le habla a Emma Stone de cómo se ha de vivir el Jazz me puso los pelos como escarpias. No hay que oírlo ni escucharlo… hay que sentirlo. Pura pasión.

La escena en que el compañero de orquesta le habla de cómo tiene que evolucionar el Jazz para llegar a las nuevas generaciones es apabullante.

La letra de la canción de Emma Stone, Audiction, es realmente un canto al romanticismo de todos aquellos que perseguimos nuestros sueños, y sí, me humedeció los ojos.

La La Land podría parecer una historia de amor más, pero no lo es.

Es una historia sobre los sueños, sobre el esfuerzo, sobre cómo ha cambiado el mundo en el que los valores ya no son los mismos que antes. Me viene a la cabeza aquello de la sociedad líquida en la que se habla de cuanto nos cuesta comprometernos, en la que se echa de menos algo en lo que creer y por lo que luchar, ideales que nos ayuden a crecer como personas y como sociedad.

Es una historia que destila nostalgia de otros tiempos, de otro cine, de otra música. Que habla de que los sueños se pueden llegar a cumplir siempre que nos esforcemos y seamos constantes. Habla de algo tan complicado como compatibilizar los sueños con la vida real, dejar que aquello que quieres ser no te impida vivir el momento en que ya estás siendo.

El musical, con una preciosa banda sonora llena guiños al más puro musical de siempre y al Jazz, recuerda momentos y lugares clásicos de Hollywwod. El planetario de Rebelde sin causa donde tiene lugar un precioso baile en las estrellas, es la excusa perfecta para mostrarnos no solo ese regusto por el cine clásico contemporáneo, sino para darnos a entender que, (esto lo entenderéis cuando veáis la peli) las salas de cine Rialto de todo el mundo, las que hacían pases de ese tipo de cine han cerrado y se han convertido en algo del pasado. Y también los lugares con el sabor de los clubes de música en directo, esos clubes que ya han pasado a mejor vida y en los que ahora o bien hay un karaoke o se sirven tapas o se escucha reggaetón.

Es un lamento a aquel sabor, a aquellos momentos, a las matinés, a poder ver un día cualquiera una bella y gran película. Es un lamento del cine y de la música, del arte, de la profundidad del arte. Un canto de cisne. Un canto a los años  dorados de Hollywood y a la música.

Un canto a la nostalgia.

Hace muchos años, en concreto el 29 de Noviembre de 1981, el mismo día que murió Natalie Wood, cuando en las noticias anunciaron su muerte, mi padre, como homenaje, nos llevó al cine Rialto de Castellón en donde había, casualmente, un pase nocturno de West Side Story.

Ahora ya no hay cines Rialto donde ver películas que se estrenaron veinte años atrás, y menos aún musicales. Esta película es un homenaje a todo aquello que hemos ido perdiendo.

Así que.. con nostalgia, brindemos por los rebeldes, por los pintores, por los poetas,  por los locos que tienen un sueño…aunque, como diría John Steinbeck, «LAS FRESAS NUNCA TENDRÁN EL SABOR DE ANTAÑO»

 

 

 

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14 comentarios sobre “La La Land o la nostalgia hecha cine.

  1. Qué maravilla de película debe de ser… Y qué ganas de verla me han entrando leyendo sobre ella…
    Desgraciadamente, llevo tiempo yendo poco al cine, por falta de tiempo y de economía, aunque es algo que me apasiona, pero la apuntaré para verla en cuanto pueda.
    Gracias, me encanta todo lo que dices, y más aún que todavía queden películas así, con esa sensibilidad y buen hacer…

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