Hoy os traigo un tipo de novela poco habitual en mi blog, la novela juvenil, y quizá es más importante de lo que muchos creemos, puesto que es a esas edades cuando la costumbre de leer puede comenzar a transformarse en un hábito y quedarse para siempre en la vida de las personas que, llegados a la edad adulta, van a ser grandes lectores.
Y es que este libro es diferente. Al igual que su autora, Vanesa Paredes, una mujer que está segura de que el entretenimiento de un buen libro no está reñido con las lecciones vitales y que de todo, se puede sacar una buena lección para la vida.
Vanesa estudió Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid el año 2004, y desde entonces se ha dedicado a la redacción periodística en medios de comunicación como TVE y Antena 3 Televisión, a la creación de contenido para páginas web y a la escritura creativa de poesía y de novela de ficción.
Varios de sus poemas de la Serie “Poemas desgarrados” hablan del dolor humano desde lo más profundo, y han sido publicados en 2018 en las Antologías poéticas “Versos desde el corazón” y “Tragedias poéticas”.
“Gabriel” es la primera parte del proyecto “Inger” (trilogía de narrativa fantástica ambientada en Rumanía) que publica ahora en noviembre en formato papel y digital, con la Editorial Acen. La Segunda Parte de la trilogía “El tipo del abrigo gris” se encuentra en proceso de elaboración.
«Los escritores pensamos la vida. Nuestros relatos no son más que los daños colaterales de nuestra existencia. Escribir ha sido la locura más bella que haré jamás».
– Vanesa Paredes
-En unos días sale a la venta tu primer libro, cuéntame cómo te sientes.
Enormemente agradecida a toda la gente que ha trabajado para hacerlo posible. Amigos, familiares, escritores y, por supuesto, a la Editorial Acen, que ha confiado en mí y ha hecho que Gabriel vea la luz siendo su mejor versión.
– La literatura juvenil e infantil parece que sea la hermana pequeña de las grandes novelas, sin embargo, todo lo que leemos a cierta edad nos va a marcar como futuros lectores. ¿Cómo crees que deben ser los libros juveniles para crear a esos lectores del mañana? ¿Qué requisitos ha de tener un buen libro juvenil?
Todo buen libro debe dejar una huella positiva en el lector, a veces en forma de enseñanza, a veces de reflexión o simplemente de inspiración para vivir mejor; de cualquier modo, siempre debe servir para alimentar las ganas de seguir leyendo. Un libro que esté bien escrito y sea capaz de transmitir una historia, debería cumplir, al menos, una de ellas.
-¿Cómo y por qué te decidiste a escribir este tipo de literatura?
La idea de poder transmitir una historia bella que enganche al lector siempre ha sido demasiado atractiva para desecharla. Se puede escribir sobre muchas cosas, de hecho, escribo poemas muy a menudo sobre el sufrimiento humano y los sentimientos que conlleva, porque lo necesito casi tanto como respirar. Soy de la opinión que escritor se nace, no se hace. También creo que una buena novela tiene que provocar ganas de seguir leyendo, pues es lo que me pasa a mí cuando algo me gusta, busco cualquier momento para poder avanzar en la historia.
– Habitualmente, ¿Cuáles son tus lecturas y tus autores favoritos?
Nunca le digo que no a una novela por su género, pues creo que con la literatura no tiene sentido descartar una lectura antes de empezar a conocerla; lo que sí es cierto es que me gustan los relatos que tienen algo de intriga y también los que saben transmitir sensaciones y sentimientos humanos con los que puedas identificarte como lector. Los dos autores que más han marcado mi vida han sido Víctor Hugo y George Orwell: las reflexiones profundas sobre la condición humana siempre han despertado gran interés en mí; pero si tengo que hablar de mi autor favorito por excelencia, como supondrás algo nada sencillo, me quedo con Miguel Hernández.
– ¿Qué autores te marcaron más de niña? Cuéntame alguna anécdota de infancia, porfa.
Como casi todos los niños de mi época, comencé a acercarme a la literatura con las lecturas escolares de los clásicos. El Lazarillo de Tormes, que suele resultar tedioso y difícil para la mayoría de los adolescentes, captó mi atención de un modo muy poderoso. Me resultó muy interesante y divertido, sobre todo la parte donde se toman las uvas o como yo la recuerdo “Agora quiero yo usar contigo de una liberalidad”. Desde entonces, empecé a ver la literatura con unos ojos muy distintos, con los de una aprendiz ante la mayor maestra de vida que conoceré jamás.
– Dicen que los niños y la gente joven son lectores muy críticos, más de lo que en un principio parece ¿es así? ¿Por qué?
Creer que los niños o la gente joven son menos inteligentes que los adultos es un mito demasiado extendido en la sociedad. La edad del lector no tiene absolutamente nada que ver con su capacidad crítica, ni frente a la vida, ni frente a la lectura. Hay muchos niños y jóvenes de los que podemos aprender muchísimo y aunque tengan menos años, eso no significa que no sepan lo que les gusta y, mucho menos, que no sean capaces de diferenciar entre un buen y un mal libro.
– ¿Qué estás escribiendo actualmente?
El tipo del abrigo gris, la segunda parte de mi trilogía Inger, además de los poemas que necesito ir deslastrando.
– Cuéntanos algo de tu libro. ¿Por qué los padres se lo deberían regalar a sus hijos?
Mi libro nació con el único deseo de entretener e invitar a la lectura a la gente. Lo que sí es cierto, es que, a pesar de ser una novela romántica con elementos fantásticos, tiene mucha parte de mí; cuestión de la que me he dado cuenta cinco años después de escribirla al tener que revisarla para la editorial (la escribí en el año 2013, a pesar de que se ha publicado en noviembre en 2018). Habla por ejemplo de cómo una chica puede convertirse también, si es necesario, en una heroína capaz de rescatar a un varón –la idea trasnochada de la princesa que necesita ser rescatada por un príncipe ya no va con las mujeres de hoy en día, cosa de la que me alegro muchísimo– de cómo el amor te convierte en mejor persona; de la lealtad hacia los demás; del miedo ante la idea de la muerte, de cómo todo lo que hacemos tiene siempre sus consecuencias y de otros muchos temas humanos importantes. Sobre todo, habla de las consecuencias que conlleva tomar decisiones sin pensar cuando eres joven: como tomar alcohol y después ponerte al volante, o creer que morir por amor es una idea atractivamente romántica, pues en realidad es totalmente absurda, y no supone ninguna solución a nada; en ambos casos, lo único que se consigue es provocar un enorme sufrimiento a las personas que se quedan y que te querían.
Podéis adquirir el libro en la web de ACEN que os dejo aquí o en vuestras librerías favoritas.